Las finales olímpicas del tenis ya empezaron y al menos en los varones, no se repite ningún nombre. Luego del regreso del deporte blanco al programa olímpico en 1988, solo dos hombres alcanzaron dos finales olímpicas en los mismos Juegos: Nicolás Massú en Atenas 2004 (singles y dobles masculino) y Andy Murray en Londres 2012 (singles masculino y dobles mixto). Pero solo el viñamarino consiguió ganar ambas y colgarse dos medallas de oro en una sola cita, récord que seguirá vigente al menos hasta París 2024, a veinte años de su hazaña.
Siempre existirá la posibilidad de que algún jugador repita lo hecho por el 'Vampiro', sin embargo, no lo hará bajo las mismas circunstancias en las que lo hizo el hoy capitán del equipo chileno de Copa Davis. ¿Por qué? - Muy simple: Las finales olímpicas ya no se juegan al mejor de cinco sets como en Atenas. A partir de Río 2016, el dobles se juega exclusivamente a tres sets, y desde Tokio, el tercer set es un súper tiebreak, al igual que en el circuito. Además, en individuales, la final también fue acortada al mejor de tres parciales, todos con tiebreak.
Otra diferencia clave es la fecha de las finales: Desde Río 2016, que el dobles masculino se define el viernes, y el singles masculino junto con el dobles mixto el domingo. En Grecia, la definición del cuadro de duplas fue el sábado, mientras que los individuales el día domingo se jugaron con menos de 20 horas de diferencia de la ceremonia de medalla del dobles.
Aquel 21 de agosto de 2004, Nicolás Massú junto a Fernando González (que ese mismo día se había asegurado el bronce en singles), estuvieron por tres horas y 44 minutos en cancha para derrotar a los alemanes Nicolas Kiefer y Rainer Schuettler por 6-4 4-6 3-6 7-6 y 6-4, salvando cuatro puntos de partido. El duelo acabó aproximadamente a las dos de la madrugada del domingo 22 en Grecia, con Massú debiendo pasar por la ceremonia de premiación, prensa y controles anti-dóping antes de volver a la Villa Olímpica junto a su inseparable compañero.
"La única preocupación era después de la final del dobles, que era a cinco sets, y terminamos muy tarde, más todos los otros partidos de la semana, y ganando la primera medalla de oro para Chile con tu gran amigo, un compañero de toda la vida como Fernando (González), dormí muy poco, cinco horas con suerte", relataba Massú en conversación con Séptimo Game en agosto pasado, en el aniversario 16 de Atenas.
"Era un horario diferente, acostándote de madrugada, levantándome muy temprano, con todo lo que es los compromisos de prensa después del dobles, el examen de anti-dóping que era muy tarde, y llegar a la Villa Olímpica a recuperarme y estar preparado mentalmente para una batalla a cinco sets. Había también que hacer el examen anti-dóping de sangre doce horas después del anterior, ir a calentar al estadio y sentir que estabas jugando el partido más importante de tu vida, y que obviamente uno no estaba en las condiciones que hubiera querido", añadió el entonces catorce del mundo.
"Siempre tenía la capacidad para entender que me preparé para tener una gran oportunidad en mi vida, y que esa era una, y que no sabía si se iba a volver a repetir. Yo tenía un respaldo de entrenamiento de toda mi vida, donde tenía una capacidad de siempre dar un poco más. Y entendía que era mi gran momento, que estaba jugando muy bien, y que sabía que tenía que jugar con lo que tenía. Lo que rescato siempre, es que siempre busqué algo más, y no me conformé con la medalla de oro en dobles", agregó.
A las 19:30 horas de Atenas, arrancó la final de singles, con un Massú que pasó por momentos muy difíciles, y físicamente al límite. Pero nunca dejó de luchar, y acabó con su segundo oro, derrotando en cuatro horas exactas de partido al estadounidense Mardy Fish por 6-3 3-6 2-6 6-3 y 6-4. En ese 22 de agosto, Nicolás Massú ganó dos medallas de oro olímpicas, habiendo jugado diez sets en las últimas 20 horas. Y si extendemos sus números a los ocho días de competencia, disputó 31 sets en 11 partidos, con un total de 25 horas exactas en cancha, con un promedio de dos horas y 16 minutos por partido. Con cada Juego Olímpico que pasa, la leyenda de Massú se agiganta. Y su récord perdurará por al menos veinte años.
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